VEN, PASA SIN LLAMAR


MENSAJE Y CANCIÓN DE BIENVENIDA AL BLOG
(Pinchar sobre el texto que sigue, para escuchar la canción):
VEN,
PASA SIN LLAMAR
(*) Vídeo de la CANCIÓN: pinchando en cualquier parte del texto de bienvenida anterior (Le puso música y voz: Amador (Dorchy Muñoz) Gracias.

*Tanto los TEXTOS como las FOTOS de cada entrada del Blog son autoría de Ángeles Fernangómez. En algún caso excepcional en que no fuera así, siempre se especifica el nombre del autor o autora y se cuenta con su consentimiento.


viernes, 22 de marzo de 2013

JÚBILO A LA VISTA

JÚBILO A LA VISTA
(marzo 2013)

Para ese día que me espera tan cercano, tengo reservada una cesta de magnolias y un abrigo rojo.
            Pasan por mí, como agolpándose, una mujer enjuta y enlutada, que me habló de sus  40 años atrapada en el trabajo, esa otra que contaba sumas en voz alta, una calculadora anterior a la era cibernética, aquella gente que confió en mí, y mi entusiasmo para hacerles comprender que estaban en lo cierto.
            Era muy joven y la vida acababa de volcarme en otra etapa.
            Me hice luchadora desde dentro y hacia fuera, y traté de cambiar el mundo desde mi mesa de trabajo. También.
            Sigo recreando mi memoria laboral en aquel alto edificio de mirada al norte, y del que aún conservo amigos en grado muy intenso. Esa mirada tuve el día en que broté una rama.
 Después…, después volé muy alto y descendí en una isla con un despacho frente al mar, donde el ambiente me supo a mantequilla suave y podía oler a salitre y algas a través de la ventana.
            Pero volví tierra adentro, sin saber porqué, a posarme mucho tiempo en una silla rodeada de docentes. Al poco, comenzó a ser especialmente estimulante acudir a la tarea diaria: alguien, que aún conservo, me esperaba cada día al otro lado de mi mesa. Rasgaban el aire las miradas y el trabajo fue un placer de dioses.
            Pero era larga la vida “productiva” y fui atrapada por las cúpulas políticas donde, tras vuelcos, mis pasos están a punto de tocar el fin. Sin despreciar todos los aprendizajes que con ellos he tenido, ni a esa gente buena que también rozó mi espalda, tal vez ésta haya sido la parte más insulsa, y en ocasiones asfixiante hasta el extremo, de todo mi curriculum activo. Así es que no me cuesta decirles “buena suerte, pero yo quiero vivir”.
            Hoy, que ya huelo de cerca esa cesta de magnolias que reservo, y que se acerca un cumpleaños bien distinto a tantos otros, me pregunto qué he tenido y tengo yo que ver con un mundo de papeles tramitables, me pregunto si mi oficio coincidió con el oficio que llevo escrito en mi ADN, y me respondo lo de siempre: me sirvió para comer y aprender a pisar tierra. Gracias. Pero no pudo apartarme de mi verdadero ser. Gracias también.


 Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y montaje de imágenes)