EN EL PARAÍSO (2011)
Abel se enamoró de su madre, La Serpiente, sin saber aún que Edipo nacería alguna tarde.
Vio después cómo su madre se enroscaba al cuello de su hermano.
Celoso y despechado, tomó del suelo un hueso grande, fuerte y bien torcido. Con toda su rabia, lo lanzó directo a la frente de Caín.
Caín esquivó el impacto de aquello que, veloz, venía hacia sus ojos. Sorprendentemente, el arma inició el camino de retorno hiriendo de muerte al corazón de Abel.
Boquiabierta, la serpiente dejó caer de entre la boca la manzana y sus gusanos.
Acababa de inventarse el bumerán.
Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)