A Miguel Hernández en su centenario.
(2010)
INSTANCIA AL CORAZÓN QUE SURTA EFECTO
Yo, Miguel Hernández Gilabert, en plenas facultades mentales (no así físicas),
EXPONGO:
Que me gestó el vientre
de una patria negra, y a su sombra,
como viento del pueblo fui criado.
Que de niño, pensaba que la risa era
el ocre-verde de los campos de Alicante, y yo
perito en lunas bajo lluvias grises
lloradas boca abajo.
Que el hombre ha de ser hombre
aún a pesar de tantos dioses,
y no ser buey uncido y doblegado,
como conoce el labrador del aire.
Que no me voy, que no;
es que me echan al lado opuesto de la vida.
Será mi cancionero quien grite mis ausencias.
Por eso sé
que moriré con los ojos bien abiertos y,
por tanto,
SOLICITO:
Que se legue al pueblo mi memoria.
Y a mi hijo
que no le cese la risa como el rayo,
desde su mes octavo hasta el postrero.
Que se haga público mi amor por quien me ama.
¡Que no renuncio a ser yo; que no, que no renuncio!
ni abdico de mi condición de ser yo mismo.
Que no, que no renuncio a ser Miguel del pueblo.
Que no renuncio a ser Hernández,
de los campos de Orihuela.
Que no, que no renuncio.
Que no.
Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto)