NOTA SOBRE LA FOTO:
Fijarse bien en el precioso LAGARTO OCELADO que reposa en el tronco del árbol.
PINCHAR sobre la foto para verlo MÁS GRANDE. Veréis qué dibujos tan maravillosos tiene en su piel. ¡De pasarela de alta costura! Precioso.
PRIMAVERA
Sobre granito plano
mi espalda piel y piedra.
Danzo quieta al son
de los sentidos de mi ser salvaje. Libre.
Frescor gris de rocalecho,
sol sobre mi frente,
agua en mis finales doloridos.
Asfaltado arroyo culebrero
de florecillas remojadas blanco intenso
(más habrá que serán fruto en la dehesa).
A la pregunta aguda de un jilguero
contesta el viento sacudiendo ramas
-quizá para llevar la canción a su compadre,
y regresarle la respuesta que precise-.
Y el lagarto ocelado...,
inmóvil...,
mi espalda piel y piedra.
Danzo quieta al son
de los sentidos de mi ser salvaje. Libre.
Frescor gris de rocalecho,
sol sobre mi frente,
agua en mis finales doloridos.
Asfaltado arroyo culebrero
de florecillas remojadas blanco intenso
(más habrá que serán fruto en la dehesa).
A la pregunta aguda de un jilguero
contesta el viento sacudiendo ramas
-quizá para llevar la canción a su compadre,
y regresarle la respuesta que precise-.
Y el lagarto ocelado...,
inmóvil...,
ni respira…,
no existe si hay sospecha de peligro;
pigmento es del espacio en que apoya el vientre.
Renacuajos diminutos berro abajo.
Y el arco iris desplomado
entre la hierba y las hormigas.
Yo...,
no existe si hay sospecha de peligro;
pigmento es del espacio en que apoya el vientre.
Renacuajos diminutos berro abajo.
Y el arco iris desplomado
entre la hierba y las hormigas.
Yo...,
no sabía cómo unir en una nota tanta música
enredada entre mis sienes. Y trencé margaritas.
Y me puse una corona.
Y me puse una corona.
Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto)
Todos los derechos©Santiago Carrasco (foto)
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