Fotos desde la ventana (confinamiento)
DÍA 7 (47 días)
PASEAR AL PERRO
Los días iban pasando y cada
vez costaba mucho más no salir de casa para nada. Si siempre añoré tener un espacio al aire libre, una terraza, incluso un simple balcón, ahora lo añoraba y lo añoro doblemente -he de decir que soy más de
campo que las cabras-, exacto, digo bien: no tanto de calle como de campo. Sin
embargo, tener un jardín debajo -aunque sea comunitario- y vivir en un piso alto que me deja ver el
cielo, me reconforta. Pero pesaban ya demasiado los días en reclusión, había
que hacerse a la nueva vida impuesta y aceptada.
Me asomé a la ventana y miré
hacia los setos, las plantas, los árboles… cuando, de pronto, allí abajo ante
mis ojos apareció una persona que caminaba sujetando la correa de su pequeño
perro que le seguía olisqueando el suelo. Sí, aquellos que tuvieran perros podían
(y debían) sacarlos a hacer sus cosas en la calle y estirar las patas (de paso
los dueños estiraban las piernas). Los perros son así, dejan sus caquitas al
lado de los árboles o en la mismísima acera si les urge.
Los miré con cierta envidia.
Siempre me gustaron más los gatos que los perros y por eso los tengo, pero en
este momento sentía un gran deseo de enseñar a decir guau a alguno de
mis gatos, ponerle una correa y liberarle de hacer sus cosas en la arena para
poder salir juntos a la calle a dar una vuelta y hacerlo por la calle.
Cerré la ventana, miré a mi
felina blanca y le dije en voz alta: ¡qué bonita eres!, no te asustes que sólo ha
sido un pequeño lapsus.
Va un
hombre con su perro
por el
jardín, estando confinados,
los canes
dan licencia
tendría
que hacer magia con mis gatos.
.
A día de hoy:
- Seguimos confinados
- Los niños ya salen una hora a la calle.
- Ya tenemos calendario de "desescalada" (por fases)
- Curva descendente