Fotos desde la ventana (confinamiento)
DÍA 12 (52 días)
MI PEQUEÑA SELVA
Lo era. Era mi pequeña selva. Esa
imagen del tronco inclinado del aliso mezclada con las ramas de otros árboles, tronco al que abraza la hiedra verde clara, ha sido durante largas semanas de estado de alerta sanitaria, uno de los puntos centrales
de mi mirada al extenderla ventana afuera. Yo estaba arriba, tras la ventana y todo ello abajo, anclado a la tierra pero ante mí. Sigue siendo aún mi punto de mira, puesto que todavía no
pasó el peligro, aún no es el momento de cantar victoria. #YoMeQuedoEnCasa
sigue siendo un hashtag en vigor, lo que no impide ser conscientes de todo
lo que ya hemos avanzado y respirar profundo y alentados.
Mi pequeña selva estaba
siempre para mi a cualquier hora, de noche incluso, dispuesta a hacerme soñar
con espacios plagados de vegetación y fauna. A su sombra sentía reclinar mi
cuerpo cuando el deseo de paz y fusión con la Naturaleza que somos apremiaba,
podía soñar y oler las hojas, las flores cercanas que ya comenzaban a mostrarse, podía escuchar al mirlo, incluso descubrir sus escondrijos sin moverme.
A veces llovía, en abril ya se sabe que aguas mil. Entonces era cuando el aspecto
selvático se hacía más patente y más potente, podía oler la tierra mojada
debajo de las ramas. Siempre que un lugar en el campo me da esas medidas,
imagino que es el idóneo para colocar una pequeña tienda de campaña y vivir a
campo pleno, como hice tantas veces en mis años jóvenes. Sería capaz de sentirme Jane Goodall
entre chimpacés o Caperucita intentando esquivar al lobo. En todo caso, la ensoñación se
imponía y un pequeño espacio se hacía infinito ante mis ojos. Cuando la
realidad se encoge, usar la imaginación es la mejor de las recetas.
Dentro de casa las noticias que
escuchaba no eran buenas, los muertos sobrepasaban diariamente con creces los
500. Y era también dentro de casa donde, a pesar de todo, tenía cubierto
casi todo lo importante: familia para el cariño, libros para leer una historia
o un buen poema, ordenador y teléfono para escribir y conectarme con el mundo
exterior sirviéndome de esa parte amable que tienen las nuevas tecnologías, pero
me faltaba algo para mi imprescindible: el campo, la naturaleza virgen, por eso
mi pequeña selva era tan grande ante mi mente. Y en ello sigo.
Alrededor
del árbol
se posa
la imaginación del preso.
Traspasados
los muros,
duerme la
libertad bajo las ramas.
A día de hoy:
- Seguimos confinados no del todo.
- Ya tenemos calendario de desescalada (por fases)
- Hoy comienza la Fase 0 de la desescalada.
- Algunos negocios ya pueden abrir con cita previa.
- Podemos pasear por turnos unas horas.
- Curva descendente