VEN, PASA SIN LLAMAR


MENSAJE Y CANCIÓN DE BIENVENIDA AL BLOG
(Pinchar sobre el texto que sigue, para escuchar la canción):
VEN,
PASA SIN LLAMAR
(*) Vídeo de la CANCIÓN: pinchando en cualquier parte del texto de bienvenida anterior (Le puso música y voz: Amador (Dorchy Muñoz) Gracias.

*Tanto los TEXTOS como las FOTOS de cada entrada del Blog son autoría de Ángeles Fernangómez. En algún caso excepcional en que no fuera así, siempre se especifica el nombre del autor o autora y se cuenta con su consentimiento.


jueves, 30 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - Los tendederos

                                                                Fotos desde la ventana (confinamiento)
DÍA 8 (48 días)

LOS TENDEDEROS
Llegó un día en el que comencé a ver el paisaje demasiado más de lo mismo. Abría la ventana y encontraba la misma pared ocre anaranjado, los mismos tejados a lo lejos o en la cercanía, los mismos setos, las mismas plantas, el mismo gran edificio al fondo a la derecha. Que me perdonen el ciprés y el cedro que tanto amo, pero siempre estaban en el mismo sitio y con las mismas ramas. Pareciera que nada se movía y todo era tedio de tanto recrearlo.
Inconscientemente, mis ojos buscaban algo nuevo y comenzaron a fijarse en los tendederos (tendales, dirían en mi tierra). Ellos sí cambiaban. Hoy la ropa colgaba al lado de la ventana del segundo, otro día, al lado de la del quinto, otro…; un día había sábanas, otro día ropa de niños, otras veces los vaqueros se movían al compás del viento como si tuvieran piernas dentro; a veces predominaban los azules, otras los rojos o los verdes, y así era como cambiaba la escena a fuerza de cambiar los planos del escenario.
Por algún motivo siempre me han resultado atractivos para la fotografía. Son escenas costumbristas que muestran a las claras lo que se cuece dentro de las casas. Puedes saber fácilmente si dentro hay bebés, gente joven o las habitan ancianos. Son también como banderolas de pueblo en fiestas o banderas tibetanas de oración que esparcen al aire nuestras miserias y misterios. A veces, si la mirada se posa justo en el momento en que la colada se está tendiendo, puedes comprobar si es hombre o mujer quien realiza la faena y hacer la estadística de lo avanzado o no que está el compromiso masculino en las tareas domésticas. Es curioso también que cuando queremos advertir a nuestro interlocutor de que tenga cuidado con lo que habla o nos está diciendo, ya que alguien puede estar escuchando, recurrimos a la frase “cuidado, hay ropa tendida”; por lo que tengo entendido era un código entre presos para avisar de que alguien se acercaba. Y es que los tendederos hablan por sí mismos, pero mucho más cuando llevas días y días en confinamiento y con el mismo panorama.

Hay ropa tendida
en el aburrimiento de las horas,
 blusa y pantalón bailan
antes de rendirse ante la sábana.

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A día de hoy:

  • Seguimos confinados
  • Los niños ya salen una hora a la calle.
  • Ya tenemos calendario de "desescalada" (por fases)
  • Curva descendente



miércoles, 29 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - Pasear al perro

                    Fotos desde la ventana (confinamiento)

DÍA 7 (47 días)

PASEAR AL PERRO
Los días iban pasando y cada vez costaba mucho más no salir de casa para nada. Si siempre añoré tener un espacio al aire libre, una terraza, incluso un simple balcón, ahora lo añoraba y lo añoro doblemente -he de decir que soy más de campo que las cabras-, exacto, digo bien: no tanto de calle como de campo. Sin embargo, tener un jardín debajo -aunque sea comunitario- y vivir en un piso alto que me deja ver el cielo, me reconforta. Pero pesaban ya demasiado los días en reclusión, había que hacerse a la nueva vida impuesta y aceptada.
Me asomé a la ventana y miré hacia los setos, las plantas, los árboles… cuando, de pronto, allí abajo ante mis ojos apareció una persona que caminaba sujetando la correa de su pequeño perro que le seguía olisqueando el suelo. Sí, aquellos que tuvieran perros podían (y debían) sacarlos a hacer sus cosas en la calle y estirar las patas (de paso los dueños estiraban las piernas). Los perros son así, dejan sus caquitas al lado de los árboles o en la mismísima acera si les urge.
Los miré con cierta envidia. Siempre me gustaron más los gatos que los perros y por eso los tengo, pero en este momento sentía un gran deseo de enseñar a decir guau a alguno de mis gatos, ponerle una correa y liberarle de hacer sus cosas en la arena para poder salir juntos a la calle a dar una vuelta y hacerlo por la calle.
Cerré la ventana, miré a mi felina blanca y le dije en voz alta: ¡qué bonita eres!, no te asustes que sólo ha sido un pequeño lapsus.

Va un hombre con su perro
por el jardín, estando confinados,
los canes dan licencia
tendría que hacer magia con mis gatos.

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A día de hoy:
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martes, 28 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - La ciudad fantasma

                                                                Fotos desde la ventana (confinamiento)

DÍA 6 (46 días)

LA CIUDAD FANTASMA
Habían pasado pocos días desde que se decretó el Confinamiento para todos, todavía era de noche cuando salíamos a la cita de aplausos ya que no había llegado aún el fin de semana del cambio horario que aclararía el cielo de un plumazo. Cuando la gente cerró las ventanas tras aplaudir, yo me quedé con ella abierta y contemplé el exterior: nada se movía, ni siquiera las ramas de los árboles, mi barrio era un barrio fantasma.
Se me ocurrió entonces, consultar en el móvil la Webcam de la Puerta del Sol que transmite en tiempo real lo que allí pasa. no pasaba nada. Los edificios seguían en su sitio, pero no había persona alguna por la explanada que, habitualmente, está repleta. Mirando mejor, creo que vi pulular a dos o tres personas, amplié y uno de ellos era un policía haciendo su trabajo. La foto refleja lo que digo.
Madrid se había convertido en una ciudad fantasma, no sólo lo era mi barrio. Amplié mentalmente la mirada y me pareció ver que el mundo era también un mundo fantasma.
Un diminuto ser, un virus de colores y ventosas, que ni siquiera tiene la categoría de ser vivo, nos estaba doblegando.

Un virus de colores
doblegaba a su antojo a las ciudades,
crecía la soledad,
la precaución se convertía en miedo.


A día de hoy:
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lunes, 27 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - Dos hombres sobre el tejado de enfrente.

                                                              Fotos desde la ventana (confinamiento).

DÍA 5 (45 días)

DOS HOMBRES SOBRE EL TEJADO DE ENFRENTE
Desde que descubrí el placer de la ventana, ésta se convirtió en el cuadro más preciado del salón, ese cuadro que la magia hace que pueda traspasarse y se llama Libertad. Si la ventana me daba acceso al cielo con sus nubes, no existía un horizonte al que mi mente no fuera capaz de acudir deprisa o lenta. Mis pies estaban en casa, pero mis ojos podían volar.
Una mañana, vi dos hombres a unos cien metros de mi (quizá sean más metros). Estaban en el tejado del edificio de enfrente, ese que no tiene ventanas que me miren, porque miran a otro lado (y agradezco). Los dos hombres estaban a la altura de mis ojos, ya que mi casa está al nivel del tejado en el que estaban. Arreglaban una torreta de cables que el vendaval había tumbado días atrás. Allí estaban, a mi lado, con máscaras y guantes y guardando las distancias. Una escena fuera de lo corriente se colaba en mi escenario a través de la bendita ventana.
Si Mahoma no iba a la montaña, podría la montaña ir a Mahoma. Estábamos salvados.

Agudos los sentidos
advierten lo que antes no advertían.
Escena inédita:
dos hombres sobre el tejado de enfrente.



A día de hoy:


  • Seguimos confinados
  • Los niños ya salen una hora a la calle.
  • Curva descendente

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CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - La ventana


                                                                     Fotos desde la ventana (confinamiento)

DÍA 4 (44 días)

LA VENTANA
Cada noche elijo una de las muchas fotos que llevo hechas desde casa (siempre de dentro afuera de la casa) durante todos estos más de 40 días de confinamiento. Hoy he seleccionado la ventana, la ventana de la sala, esa sala donde paso el 90% del día y cada día.
Pronto descubrí que la ventana era mucho más importante aún de lo que lo había sido hasta ahora, mucho más en estas circunstancias. A través de ella veía y veo los enormes cedro, ciprés y otros árboles del jardín comunitario que hay debajo de mi casa, he visto cielos rojos, color rosa, naranja... y todas las posibles gamas de azules. Me ha permitido ver nubes que me han hablado, cielos rasos y nublados, me ha llegado el sol hasta el sofá y lo he tomado, he visto la lluvia y hasta el granizo y la nieve durante todo este tiempo de encierro domiciliario, como si las cuatro estaciones se hubieran sucedido en 40 días y su prórroga. Tras ella, la ventana, escucho los pájaros (hay un mirlo que me pone música a diario), me asomo a dar aplausos cada tarde y confabularme con otros seres detrás de otras ventanas; he observado la ropa de los tendederos y envidiado a quienes paseaban a sus perros por los espacios de tierra de ahí abajo. Cómo amo a esta ventana que me trae el aire, los sonidos y permite a mi mirada liberarse y observar los tejados de Madrid.

Veo la ventana: vida,
a mí se asoman cedro y ciprés,
libre el verbo abrir,
que se apoyen las nubes en mi alféizar.



A día de hoy:

  • Seguimos confinados
  • Los niños ya salen una hora a la calle.
  • Curva descendente
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sábado, 25 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - Los aplausos

                                                                     Fotos desde la ventana (confinamiento).


DÍA 3 (43 días)
LOS APLAUSOS
Sigo echando atrás la vista y analizo las cosas a través de las muchas fotos que he ido tomando desde la ventana. Observando los 40 días que, literalmente, conforman una cuarentena y con la convicción de que, desde la distancia, se ven mejor las cosas.
A los pocos días del sock, nos dimos cuenta de que era evidente que el personal sanitario estaba desbordado y en peligro. Sentimos la necesidad de abocar nuestros cuerpos a los huecos que, desde las casas, nos comunican con el exterior y batir palmas para, al menos, alentarles. "Os hemos oído" -respondieron ellos-.
Al día siguiente, nos dimos cuenta de que no eran solo los sanitarios los que se lo merecían, sino también el personal de supermercados, los que transportan alimentos y materiales esenciales y todos aquellos que siguen trabajando para que el resto podamos mantenernos en casa sin correr tantos riesgos.
Hoy, en la cuarentena tras la cuarentena, sigue la cita de aplausos a las 20 h. En punto.

Es música de palmas
que escapa de la casa por balcones.
Se dan cita a las ocho
tarde a tarde, dos por dos,  mano a mano.


A día de hoy:
  • Seguimos confinados.
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viernes, 24 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - Atardeceres

                                                                                  Fotos desde la ventana (confinamiento)

DÍA 2 (42 días)

Volviendo atrás la vista, recuerdo los comienzos. La mente no alcanzaba a comprender. Todo era cosa de un sueño, una película en que los protagonistas habían saltado de la escena a mi propia casa y se habían transformado en mí.
Por otro lado, tampoco se estaba tan mal en casa, contemplando los atardeceres mientras, sentada en el sofá, organizaba mi próximo poemario. 

La palabra pandemia
saltó del diccionario hasta la vida
y los atardeceres
sucedían detrás de las ventanas.

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A día de hoy:



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  • Curva descendente

jueves, 23 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA TRAS LOS 40 DÍAS - Día del Libro en Confinamiento.

          
Día del Libro en Confinamiento (Foto tomada de Internet)

DÍA 1 (41 días)

DÍA DEL LIBRO EN CONFINAMIENTO
Yo había abandonado a mi blog desde hace tiempo, le fui infiel con otras redes sociales más directas olvidando que éste era el cuaderno que me pertenece por derecho propio. Hoy, si él sabe disculparme y me recibe, quiero comenzar aquí un DIARIO DE CUARENTENA TRAS LA CUARENTENA. Y digo bien, ya que ayer mismo, Día Internacional de la Tierra, se cumplieron 40 días desde que en España se decretó la orden de CONFINAMIENTO debido a la pandemia provocada por la enfermedad de gran contagio COVID 19.
40 días y 40 noches aislados, sin salir a la calle, sin visitar la ciudad ni el mundo. 40 días y 40 noches en los confines de nuestras casas, en los de mi propia casa donde, añoro una terraza y un poco más de amplitud, pero tengo la suerte de que las ventanas me ofrecen los tejados de Madrid y el horizonte es amplio, donde desde el sofá me fusiono con las nubes y veo el jardín de abajo y veo verde, reduzco el campo de visión y me imagino la naturaleza inmensa porque hay un enorme cedro que le llamo mío, un ciprés muy alto, además de otros árboles de menor tamaño pero no menor importancia.
Hoy, día 1 después de los 40, nada ha cambiado dentro de mi casa, seguimos confinados, seguimos siendo tres y estamos vivos, otros han corrido peor suerte y me arrodillo ante el dolor. 
Fuera sí ha cambiado algo: mueren ya menos personas, no muchas menos, pero que el número descienda es una noticia amable y hace abrir los brazos a la esperanza.


Y a los cuarenta días 
comenzó la fatiga de la muerte,
los libros no leídos
formaban una torre en el salón.


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A día de hoy:



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